Como es habitual en las artes marciales orientales, el Sumo se origino como un método de defensa y ataque, y se convirtió después en un arte admirable. Según el Nihon Shoki (Crónicas del Japón) escrito en el año 720, el primer combate se produjo en el año 23 a.C. bajo el reinado del emperador Suinin. También se conoce que a partir del siglo VII los emperadores ya organizaban combates en fiestas y en el siglo XII adquirió las características típicas de artes marciales (luxaciones articulares, derribos, estrangulaciones, desarmes y golpes) y era practicado junto con otras artes marciales como el jujutsu (lucha), el kenjutsu (sables) y muchas otras. Sin embargo en la actualidad se consideran ilegales la practica de luxaciones articulares, estrangulaciones, desarmes y golpes y por lo tanto más que un arte marcial, se podría considerar como el arte del derribo.